Es evidente que en verano hay que
reducir las ganancias caloríficas al mínimo. Ciertas técnicas utilizadas para
el invierno (aislamiento, espacios tapón) contribuyen con igual eficacia para
el verano. Otras técnicas, como la ventilación, ayudan casi exclusivamente en
verano. Sin embargo, los sistemas de captación solar pasiva, tan útiles en
invierno, son ahora perjudiciales, por cuanto es necesario impedir la
penetración de la radiación solar, en vez de captarla.
Afortunadamente, en verano el
sol está mas alto que en invierno (ver Trayectoria solar), lo cual dificulta su penetración en
las cristaleras orientadas al sur. La utilización de un alero o tejadillo sobre
la cristalera dificulta aún más la penetración de la radiación directa,
afectando poco a la penetración invernal. También el propio comportamiento del
vidrio nos beneficia, porque con ángulos de incidencia de la radiación más
oblicuos, el coeficiente de transmisión es menor. A pesar de estos beneficios,
contamos con tres inconvenientes:
- El solsticio de verano (21 de
junio) no coincide exactamente con los días más calurosos del verano
(segunda quincena de julio y primera de agosto). Esto significa que,
cuando llega el calor fuerte, el sol ya está algo más bajo en el cielo y
puede penetrar mejor por la cristalera sur.
- El día tiene mayor duración (hay más horas de sol) y
los días son más despejados que en el invierno
- Aunque evitemos la llegada de la radiación directa,
hay que considerar también la radiación difusa y reflejada, lo que puede
suponer ganancias caloríficas apreciables (ver Radiación directa, difusa y
reflejada).
Para hacerse una idea, hemos
estimado que la radiación recibida por una fachada sur en Cáceres es de 2,43
Kwh/m2 en enero y de 4,56 Kwh/m2 en agosto, por término
medio. Esto significa que necesitamos dispositivos de sombreamiento que impidan
a esta radiación llegar hasta nuestra cristalera. Algunos de estos dispositivos
son:
- Alero fijo, con unas dimensiones adecuadas que
impidan algo la penetración solar en verano y no estorben mucho en
invierno. Para hacerse una idea, un tejadillo situado a 0,5 m por encima
de la cristalera, y con 1,3 m de anchura, en Cáceres, si la cristalera
tiene 2 m de alto, hace que la radiación solar incidente sea de 2,24 Kwh/m2
en enero (8% menor que sin alero) y de 2,71 Kwh/m2 en agosto
(41% menor), en promedio.
- Toldos y otros dispositivos externos, cuya ventaja
es que son ajustables a las condiciones requeridas.
- Alero con vegetación de hoja caduca. Debe ser más
largo que el alero fijo y con un enrejado que deje penetrar la luz. Tiene
la ventaja de que las hojas se caen en invierno, dejando pasar la luz a
través del enrejado, mientras que en verano las hojas lo hace opaco. El ciclo
vital de las plantas de hoja caduca coincide mejor con el verano real que
con el solsticio de verano, con lo que no tenemos el inconveniente que
comentábamos con el alero fijo.
- Persianas exteriores. Las persianas enrollables
sirven perfectamente para interceptar la radiación.
- Contraventanas. Son más efectivas, pero quizá
bloquean demasiado la luz
- Árboles. Podemos utilizar varias estrategias. Por
una parte, cualquier tipo de árbol, colocado cerca de la zona sur de la
fachada, refrescará el ambiente por evapotranspiración. Por otra parte,
podemos buscar que el árbol sombree la fachada sur e incluso parte del
tejado, si es suficientemente alto, pero debemos evitar que su sombra nos
afecte en invierno. Para conseguirlo, si el árbol es suficientemente alto
y está suficientemente cerca, en invierno, al estar el sol más bajo, la
única sombra que se proyectará sobre la fachada sur será la del tronco,
mientras que en verano, será la sombra de la copa del árbol la que se
proyecte sobre la fachada sur y parte del tejado. Por otra parte, un árbol
de hoja caduca nos da mayor flexibilidad en cuanto a su posición relativa
respecto de la casa, porque en invierno nunca podrá proyectar la sombra de
una copa maciza.
Algunas de las técnicas anteriores son
válidas en general para proteger también muros, y no sólo cristaleras, aunque
quizá las mejores técnicas en este caso sean el disponer plantas trepadoras
sobre los muros y el utilizar colores poco absorbentes de la luz solar (colores
claros, especialmente el blanco). Los espacios tapón también protegen
eficazmente (desván, garage).
Las fachadas este (al
amanecer) y oeste (al atardecer), así como la cubierta (durante todo el día),
también están expuestas a una radiación intensa en verano. Se procurará que en
estas zonas haya pocas aberturas (ventanas y claraboyas), o que sean pequeñas,
puesto que no tienen utilidad para ganancia solar invernal, aunque se las puede
necesitar para ventilación o iluminación. Si hay que proteger el muro, se
pueden utilizar las técnicas comentadas anteriormente.
0 comentarios :
Publicar un comentario