Los subterráneos abandonados no son sólo una excusa para que se escondan los villanos de las películas de turno. Son, por un lado, el reflejo de una urbanidad que crece y se modifica constantemente, reinventándose década a década. Y son, por otro lado, una oportunidad única para que emprendedores y arquitectos rescaten un pedazo de historia y lo vuelvan presente.
Este fue el caso en tres de las principales ciudades de Europa, donde son varias las ‘estaciones fantasmas’ en las que los planes de reciclado se han posado. Acompáñanos a recorrerlas:
Nota de Discovery:http://adn.tudiscovery.com/increbles-proyectos-de-reutilizacin-de-espacios-subterrneos/
París: ¿Una piscina gigante bajo el suelo?
En París, Nathalie Kosciusko-Morizet, una prometedora candidata a la gobernación, y los arquitectos Manal Rachdi y Nicolas Laisné planean convertir a las estaciones abandonadas en centros de actividades para el público.
La mayoría de estas estaciones fantasmas son la consecuencia del arribo de la Segunda Guerra Mundial a Francia, en septiembre de 1939. Desde entonces, algunas han permanecido cerradas, otras se han reciclado y unas pocas desaparecieron para siempre.
Kosciusko-Morizet y su equipo revelaron recientemente los bocetos de su proyecto. Entre las muchas propuestas para la transformación de los espacios subterráneos no utilizados está la posibilidad de construir restaurantes, auditorios, galerías de arte, teatros y discotecas; también una muy larga piscina, que parece ideal dado el amplio espacio disponible.
Hasta ahora, estos lugares abandonados habían sido tapiados, utilizados como locaciones para la industria del cine o convertidos en vertederos para el sistema de transporte de París. Si Kosciusko-Morizet gana las elecciones en marzo, planea lanzar una plataforma para que arquitectos y diseñadores puedan presentar sus ideas y el público pueda votar por ellas.
Londres: La mayor granja subterránea del mundo
Una experiencia similar se está desarrollando en Londres, donde planean construir la granja subterránea más larga del mundo en los túneles debajo de la ciudad. Detrás del proyecto están los emprendedores Richard Ballard y Steven Dring, que -de conseguir el financiamiento- van a transformar los pasillos bajo Northern Line en dos hectáreas y media de verduras frescas para abastecer a restaurantes y mercados de la zona.
El proyecto se denomina Growing Underground y cuenta con el respaldo de Michel Roux Jr., un chef galardonado por Michelin. Llevarlo a cabo requiere de 300 mil libras esterlinas y la captación de fondos se hará en los siguientes dos meses a través de una campaña de financiamiento colectivo.
Los túneles de Londres comparten con el metro de París que la Segunda Guerra Mundial marcó su destino. Estos sirvieron durante el conflicto bélico como refugios antiaéreos y han permanecido vacante desde entonces. Su ubicación es a 100 metros bajo el nivel de la calle y tienen una temperatura constante de 15 grados centígrados.
La idea de Ballard y Dring implica el desarrollo de una matriz de cultivo especial, donde podrían crecer tres capas de productos gracias a un sistema de luces LED y a la técnica de la hidroponia –-donde no hay tierra y los nutrientes llegan a través del agua–, dejando cero huella de carbono.
Madrid: El museo oculto
Una experiencia que se dio con éxito es la del Museo del Metro en la estación fantasma de Chamberí, en Madrid. Desde su apertura en 2008 tuvo más de 200 mil visitas y se consolidó como uno de los nuevos espacios culturales. Este museo se creó para recuperar la historia del metro y mostrar a los visitantes la importancia del transporte como motor de la economía y el cambio social en la Comunidad de Madrid.
La estación de Chamberí pertenecía a la primera línea de metro inaugurada en Madrid en 1919, que contaba con ocho estaciones. A principios de los años 60s, la Compañía Metropolitana de Madrid decidió aumentar la longitud de los trenes y, debido a que fue imposible alargar esta estación, fue finalmente cerrada en mayo de 1966.
La restauración comenzó 40 años después y se respetó la arquitectura original hecha por Antonio Palacios, quien se inspiró en las estaciones de París para su construcción. Lo que se modificó en esta oportunidad fue el acceso para personas con movilidad reducida.
La Estación de Chamberí, pronta a ser declarada como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, es parte de un proyecto conjunto entre el Metro y el Ayuntamiento de Madrid para explicar cómo la introducción y consolidación del Metro, un símbolo de la modernidad urbana, representaron un cambio radical no sólo en las costumbres de los habitantes de Madrid, sino también en la estructura social actual de la ciudad.
Próxima parada
Cuando uno viaja por el mundo se da cuenta de que cada estación guarda un poco de la idiosincrasia local. Esos espacios que pasan desapercibidos por aquellos que sólo los ven como un medio de transporte resultan pequeños tesoros para quienes buscan algo más que una foto con el monumento de turno. Poder apreciarlos y que la arquitectura pueda darles vida es algo que celebramos.
¿Qué te parecieron estos proyectos de reciclado?
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