Vivienda en bambú – Recuperando el sentido común
Crear arquitectura nos lleva a imaginar elementos para su construcción que quizás entre mas sofisticados, extraños y a veces desconocidos que parezcan nos pueden llevar a excelentes resultados. Este es quizás el paradigma más amplio que se debe empezar a transformar en la sociedad.
El proyecto además de contar con un excelente resultado arquitectónico, al ser construido con material reutilizado de la antigua vivienda, y demás materiales conseguidos a bajo costo, permite pensar en proyectos de calidad espacial e interés social que humanicen el paradigma de vivienda de interés social que ahora encierra el mundo, permitiendo demostrar que es posible hacer arquitectura con excelente calidad espacial de bajos presupuestos. La vivienda es el resultado de un cuento que hizo despertar a Benjamín, toda la sensibilidad e inspiración para poder diseñar y vivir esta obra.
Esta casa fue el ganadora al premio ”La Mejor Casa del Mundo” en el World Architecture Festival 2010.
Proyecto: “Un bosque para una admiradora de la luna” – Vivienda en Bambú
Situación: Guanacaste – Costa Rica
Estado: Construido
Fecha: 2.010
Arquitecto: Benjamín García Saxe
Constructor: Benjamin Garcia Saxe, Rex Garcia Saxe, Constructora Brenes
Área: 100 m2
Costo total: 40.000 USD
¿Por qué no jugamos con lo que ya tenemos a la mano y empezamos a transformar los paradigmas?
Crear arquitectura nos lleva a imaginar elementos para su construcción que quizás entre mas sofisticados, extraños y a veces desconocidos que parezcan nos pueden llevar a excelentes resultados. Este es quizás el paradigma más amplio que se debe empezar a transformar en la sociedad.
El proyecto parte de conocer la forma en que su madre habitaba su antigua vivienda, combinando el sonido de los animales que desde el amanecer indicaban las primeras tareas del día, hasta la posición de su cama a la hora de ir a dormir, donde resultaba fundamental poder observar la luna. Los quehaceres diarios, los mayores placeres así como las actividades de menor importancia, debían estar relacionadas todas entre sí para poder crear desde esas actividades que nos parecen comunes y rutinarias, una nueva forma de habitar el espacio. Como lo dice el arquitecto, “ella ya había encontrado su casa” y él con sus conocimientos, debía darle aquello que con sus actividades diarias, trataba de reflejar en el espacio arquitectónico, humanizándolo. En lo cotidiano la arquitectura se basa en tener un lugar donde refugiarnos y estar seguros desde las necesidades básicas hasta las adquiridas a partir del sentido común del ser humano, el mismo sentido que al ser recuperado, se convierte en la base fundamental para separarnos de los paradigmas y empezar a realizar propuestas arquitectónicas humanas que permitan habitar el espacio adecuadamente. Es necesario comprobar que la arquitectura es más que tener un lugar donde dormir, es más que sentido común, pero para tener buenos resultados se debe partir de lo habitual, aquello que nos rodea a diario como seres humanos habitando ciudades enteras para poder sentir los lugares. Es así como el arquitecto Costarricense Benjamín García, se dispone a luchar junto al sentido común por crear una nueva vanguardia que demuestre que no es necesario invertir grandes sumas de dinero para obtener elementos arquitectónicos que conformen obras majestuosas, sino que, entre lo que se utiliza a diario, se pueda crear excelente arquitectura, como la que el plantea al diseñar “un bosque para una admiradora de la luna”, proyecto que además de estar compuesto por toda la dedicación de brindarle a su madre el hogar soñado, pudiera demostrar que entre las costumbres diarias y el modo de habitar de cada persona, se pueden concluir diseños que permitan sentir la apropiación de la obra.
Partiendo de las necesidades básicas del cliente para habitar la arquitectura, el proyecto en su totalidad está planteado para observar el trayecto de la luna recreándolo en diversas áreas que en el bambú como principal material de construcción, refleja la naturaleza y el bosque a través de sus diferentes entramados y texturas. La casa es un constante juego con la luz y el viento que a partir del material, se adecua a las altas temperaturas del verano y la fuerte humedad que en invierno caracteriza a Guanacaste, Costa Rica.
La casa fue desarrollada en dos módulos conectados por un patio interior-exterior que permite relacionar el paisaje y bosque de su contexto, con la seguridad, tranquilidad y confort que genera la vivienda, constituyéndose cada módulo con un cono que se eleva al cielo para poder observar desde su interior, la luna, pero a su vez permitir controlar el aire caliente actuando como chimenea, y la iluminación para adecuarse a las necesidades climáticas que el sitio del proyecto exige.
El proyecto además de contar con un excelente resultado arquitectónico, al ser construido con material reutilizado de la antigua vivienda, y demás materiales conseguidos a bajo costo, permite pensar en proyectos de calidad espacial e interés social que humanicen el paradigma de vivienda de interés social que ahora encierra el mundo, permitiendo demostrar que es posible hacer arquitectura con excelente calidad espacial de bajos presupuestos. La vivienda es el resultado de un cuento que hizo despertar a Benjamín, toda la sensibilidad e inspiración para poder diseñar y vivir esta obra.
Fuentes:
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