El concepto de bienestar ha ido evolucionando de una manera curiosa. Al igual que la ropa de abrigo representa mucho más que la simple necesidad de abrigarse (y, de tal manera, se evoluciona hacia el concepto de moda), la vivienda representa más que la necesidad de tener un lugar confortable donde desarrollar parte de nuestra vida, y puede representar, por ejemplo, un símbolo de estatus. Como tal símbolo, debe adaptarse a ciertos cánones establecidos que representan este estatus. El ahorro energético y el aprovechamiento del sol como recurso pueden no responder adecuadamente al modelo de estatus, y sí en cambio el disponer de un costoso sistema de climatización que pueda mantener todas las habitaciones de la casa (aunque no se utilicen) por encima de la temperatura adecuada en invierno y por debajo en verano.
A pesar de las esporádicas
campañas de concienciación, la publicidad se esfuerza todos los días en asociar
el ahorro con incomodidad y bajo nivel de vida, y el consumo y derroche con el
buen vivir y el prestigio. Y lo consiguen: muchos tienen la idea de que ahorro
es sinónimo de privación. La realidad es, que en la sociedad de
consumo, éste debe ser incentivado para que el engranaje siga funcionando. No
es posible que las compañías de suministro energético estén interesadas en
nuevas tecnologías de ahorro energético, ni los fabricantes de sistemas de
climatización en sistemas alternativos que desbanquen su tecnología. Los
arquitectos y constructores tampoco se preocupan, si hasta ahora, el negocio va
bien, y el consumidor, que no tiene información al respecto, no puede demandar
productos alternativos que no conoce.
Son los gobiernos, conscientes del problema del derroche energético, los primeros que impulsan la investigación y generan nueva normativa en este sentido. Por ejemplo, algo tan sencillo como aislar bien para guardar el calor, se ha convertido en objeto de normativa que cada vez toma más importancia. Y en todos los países, hay organismos que investigan y difunden conocimientos bioclimáticos entre arquitectos y constructores. Cientos de libros se han escrito, y cientos de proyectos se han construido en diferentes partes del mundo, relacionados de alguna manera con la arquitectura bioclimática, con resultados satisfactorios.
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