Es aquella arquitectura que
diseña para aprovechar el clima y las condiciones del entorno con el fin de
conseguir una situación de confort térmico en su interior. Juega exclusivamente
con el diseño y los elementos arquitectónicos, sin necesidad de utilizar
sistemas mecánicos complejos, aunque ello no implica que no se pueda
compatibilizar.
Se puede decir que gran parte
de la arquitectura tradicional funciona según los principios bioclimáticos, en
el tiempo en que las posibilidades de climatización artificial eran escasas y
caras. Los ventanales orientados al sur en el norte de España, el uso de
ciertos materiales con determinadas propiedades térmicas, como la madera o el
adobe, el abrigo del suelo, el encalado de las casas andaluzas, la ubicación de
los pueblos... no es por casualidad, sino que cumplen una función específica.
Las técnicas tradicionales
funcionan: ¿no ha sentido nunca el frescor de una casa de pueblo a mediodía en
un día de agosto?, ¿ha sentido lo agradable que es un patio andaluz en los días
calurosos?, ¿ha comprobado como el sol que entra por una cristalera orientada
al sur evita el uso de la calefacción en invierno? Si esto funciona, ¿no cree
que será posible, estudiando cuidadosamente el diseño de la casa, poder ahorrar
un importante porcentaje en los gastos de climatización?
Una casa bioclimática no
tiene por qué ser más cara o más barata, más fea o más bonita, que una
convencional. La casa bioclimática no necesita de la compra y/o instalación de
extraños y costosos sistemas, sino que juega con los elementos arquitectónicos
de siempre para incrementar el rendimiento energético y conseguir confort de forma
natural. Para ello, el diseño bioclimático supone un conjunto de restricciones,
pero siguen existiendo grados de libertad para el diseño según el gusto de cada
cual.
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