Es importante tener presentes
los mecanismos de transmisión del calor para comprender el comportamiento
térmico de una casa. Microscópicamente, el calor es un estado de agitación
molecular que se transmite de unos cuerpos a otros de tres formas diferentes:
Conducción. El calor se transmite a través de la
masa del propio cuerpo. La facilidad con que el calor "viaja" a
través de un material lo define como conductor o como aislante térmico.
Ejemplos de buenos conductores son los metales, y de buenos aislantes, los
plásticos, maderas, aire. Este es el fenómeno por el cual las viviendas pierden
calor en invierno a través de las paredes, lo que se puede reducir colocando un
material que sea aislante. El coeficiente de conducción térmica de un
material es una medida de su capacidad para conducir el calor.
Convección. Si consideramos un material fluido
(en estado líquido o gaseoso), el calor, además de transmitirse a través del material
(conducción), puede ser "transportado" por el propio movimiento del
fluido. Si el movimiento del fluido se produce de forma natural, por la
diferencia de temperaturas (aire caliente sube, aire frío baja), la convección
es natural, y si el movimiento lo produce algún otro fenómeno (ventilador,
viento), la convección es forzada.
Radiación. Todo material emite radiación
electromagnética, cuya intensidad depende de la temperatura a la que se
encuentre. La radiación infrarroja provoca una sensación de calor inmediata
(piénsese en una estufa de butano, por ejemplo). El sol nos aporta energía
exclusivamente por radiación.
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